Querido Yayo Félix:
La primera carta tuya que leí fue la que escribiste a Rebeca en 1978 (aunque yo
la leí años después, cuando mi amistad con Pili se hizo eterna).
Esta que nos ocupa fue
la segunda y me encandiló la forma
irónica, burlesca y puntillosa de quejarte sin motivo real de queja.
Esta carta tuvo la
culpa de que yo te diera un título que añadir a esa larga lista que tus hijos y
nietos te otorgaron. Para mi desde entonces fuiste mi adorable “Gruñoncete”. Me
enamoró tu forma de escribir y quise leer todo lo que habías escrito. Como ves
lo conseguí.
Ahora puedo decirte
que cuanto más te leo más te quiero…
Dulces sueños
gruñoncete.
IRONÍAS DE GRUÑONCETE
Valladolid 1 de noviembre de 2007
Queridísima hija Pily, base, pilar, columna de mármol de Carrara,
sobre la que se sustenta el equilibrio de la familia Corrales-Alonso: Pues eso,
a Rocío le debo favores de importancia tal que, así sólo en razón de ello, he
de mostrarme siempre muy, muy, muy agradecido; pero ¡ojo! A ti, un abuelo tan
nietero como yo, mi agradecimiento se eleva a la categoría de merecer gratitud
para el más parasiempre de los parasiempres por haberme concedido carta blanca
para practicar con tus retoños durante su infancia y adolescencia mis dos
únicas virtudes: la cocineril y el cangurismo, en cuya práctica me hice
merecedor de dos honrosísimos títulos: Mejor cocinero y mejor abuelo del mundo.
No cabe mayor recompensa, pero aún tengo que dejar meridianamente
claro una circunstancia de significación suma. A tus hijos les di todo
cuanto estuvo en mi mano: escuché feliz sus primeros balbuceos, les ayudé en
sus primeros pasos, les llevé y recogí del colegio, les compré la primera
bicicleta y les enseñé a montar en ella, fui su profesor de natación, contesté
un ciclón de preguntas de difícil respuesta: ¿Cómo se sostiene Dios? ¿Cómo es
el cielo por dentro? ¿Dios tiene elicóptiro con múmeros? Si Adán no tuvo madre,
¿a qué edad le hizo Dios?... Juntos organizamos excursiones por doquier, por
ejemplo, las inolvidables caminatas por la montaña palentina para ver, oler,
tocar y sentir muy directamente la naturaleza. Pues bien, todo eso, quizá no
siendo poco, no es nada comparado con lo que ellos me dieron, días y más días,
años de alegría, de buen humor y felicidad sin pega alguna.
Te voy a hablar con la puerta del alma abierta de par en par:
sobradamente sé que soy famoso por mi mala fama ganada a pulso de criticón
y buscafaltas. Critiquez, es la pura verdad, practicada con espíritu positivo,
impulsar la voluntad a la superación: ser cada día más culto, más generoso,
mejor hija, esposa, madre y persona, pero con resultados más negativos
imposible, por ello de continuo me digo a mí mismo: chaval, eres bastante
pendejo. Un gran gilipollas, tanto que me dan ganas de odiarme, porque sabiendo
como sé que las alabanzas os hacen brincar de júbilo y la más leve crítica os
cabrea en todas las direcciones, tipo más raro que un canario negro, sigo erre
que erre incordiando.
Sin embargo mi actitud en modo alguno debiera causar excitación
nerviosa dado que está impulsada por razonamientos de importante peso
específico, por razones perfectamente lógicas: bien sabido es la valía de las
personas se mide por su capacidad para saber no saber nada y cuanto más se sabe
con mayor claridad percibe que nada sabe, y por otro motivo muy significativo:
su actitud ante la crítica, a mayor valer, más tolerancia. Por poner un caso
muy debatido, tus sopas de ajo, manjar exquisito, pero mejorables, un buen
caldo y un leve toque de cominos las irían de mimo. Pero, por supuesto, antes morir
que dar a torcer el brazo.
¿Otro tema de mi mala fama? Cuando separados por corta distancia unos
de otros habláis desgañitándoos, con la correspondiente taladrada de mis pobres orejas y, claro, en
arrebatos emocionales, lo diré así, a veces, no pocas, te tacho, te tildo de
bruja.
Pero vamos a ver, existen tres
categorías de brujas: con escoba, sin ella y con varita mágica, ¿en qué nivel
brujeril te sitúas?
Cuando se es joven no existe el miedo al tiempo, porque no te das
cuenta de que existe, pero ahora, particularmente yo que tengo todos los años
del mundo, percibes con toda evidencia que el tiempo no pasa, que pasamos
nosotros, y nos aplasta, por lo que resulta de importancia vital mantener
activa la mente, en movimiento continuo para no perder el tesoro de la memoria,
dando esquinazo en todo lo posible al Alzheimer, ese agujero negro de la mente.
En resumen: hija, tu progenitor, aunque no es un padre ideal, te
quiere a rabiar, y para que te enteres realmente quién eres y lo que significas
para el autor de tus días, he aquí el ejemplo próximo, vivo y modélico que eres
tú misma: mujer diligente, fiable como la estrella polar, buena hija donde las
haya, madre inmejorable, de las que por ver felices a los suyos no existe
sacrificio que no sea capaz de hacer, generosa, hospitalaria... ¿Voy bien?
Querida retoña, atenta a mi recomendación: vive con tu corazón de oro
tranquilo y con tu alma de mariposa en paz, para que pase lo que pase nunca te
falten ni motivos ni ganas de reír, que la risa es la verdadera chispa de la
vida. Riendo mucho sana y noblemente tu existencia se llenará de amor, alegría
y felicidad.
Besos y abrazos
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Se tan educado en tus comentarios como quieres que lo sean contigo