INDITA HUACHICHILA
Valladolid 2008
Queridísima indita Huachichila, a quien estimo y admiro por tantas y
tan buenas rezones que si me pusiese a enumerarlas la cascada de elogios sería
casi interminable: Pues eso, que la invitación a tu fiesta de graduación tan
amable como anhelada, permíteme que lo diga grosera y rotundamente, me ha
dejado en estado de pendejo perplejo. ¿Qué hago? Mejor dicho, ¿qué sueño?
Me explico: tus justificadas quejas por mi antipático silencio me llueven por
doquier, pero señora abogada patita rajada, he aquí mi coartada. Eres una
auténtica diablesa que tientas a un vejete añoso calamitoso con utopías.
Qué más quisiera yo que realizar un ilusionante viaje a Mexiquito
lindo y a mayor gloria para llevarte del brazo, ufano y pechisacado, a recibir
tu diploma de abogada, pero ¿dónde voy yo con mis 86 otoños metidos en el
cuerpo? Olvidas que soy un vertebrado quebrado, con la raspa hecha fosforina y
la rodilla, con la rótula, menisco y todo lo demás punto menos que fuera de
servicio.
Quizá pueda decir que la cabeza, aunque a pájaros, aún revolotea,
permitiéndose breves vuelos, pero tocante al tronco y las extremidades, mi
viejo organismo con la fecha de caducidad próxima, emprende graciosa huída ante
todo aquello que no sea sopitas, buen vino y a la cama a los ocho. Evidente de
toda evidencia ¿no?
Me place y me complace al máximo enviarte mil felicitaciones con otros
tantos abrazos de tu gachupín insultativo
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