Otra de tus bonitas
reflexiones profundas; en las que ¡cómo no! Evocas tu querido Cornón.
No puedo imaginar
pueblo más querido por una persona que en él naciera. Si Cornón es tan pequeño
como dices, seguro que tu amor se le sale por los cuatro costados e inunda sus
calles con tu aroma y sus tierras con tu amor de cornito recalcitrante. No
imagino mejor embajador de tu terruño, ni creo que nadie más que tú mereciera
firmar en el libro de honor de tu pueblo… y si no tiene libro de honor que lo
inventen para ti.
Quiero enviarte en esta
carta ánimos y fuerzas de las que me cuentan que últimamente no estás muy
sobrado y no se puede consentir que así sea.
También te envío
fuertes besazos en los carrillos (dados con delicadeza y mimo para no apabullarte.
Te quiero guapo.
Marisa Pérez Muñoz
GRANDEZA Y MISTERIO
Valladolid 18
Noviembre de 2001
Queridos
hijos: Las estrellas artificiales de mi habitación me llevan imaginativamente a
Cornón en una noche serena, cuando el firmamento se despliega ante mis ojos
como un manto de terciopelo negro adornado profusamente con diamante y me
siento poseído de profundo sentimiento de asombro ante el portentoso
espectáculo, y concentrado reflexiono sobre lo que hay en la insondable
profundidad en que los cuerpos celestes parpadean y siguen con regularidad
inefable su camino, me pregunto que quien trazo el Camino de Santiago, esa
franja blanquecina retacada de astros cuyo numero, tamaño y distancia no caben
en nuestra imaginación. Sigo preguntándome si sobre ese espacio infinito había
otros mundos habitados... ¿En qué grandeza y misterio nos hallamos envueltos?
Todo cuanto existe y me rodea, todo lo que veo, todo lo que soy, todo lo que somos es un asombroso misterio
que excede toda ponderación y con el alma profundamente conmovida y perpleja se
pregunta, ¿qué habrá tras el velo de los profundos misterios? ¿quién fue el
artífice del universo, el gran caos, la nada absoluta o Dios? ¿de dónde salió
el hombre? Ante la triste teoría que nos presentan a los humanos dando saltos
hacia atrás, descendiendo del mono que a su vez deriva de algún otro bicho
terráqueo y salido de las profundidades del mar reculando hasta descender al
ínfimo grado de los seres vivos y ante tan patética cuestión no resisto la
tentación de dejarme llevar por la ilusión más bonita que cabe en la mente del
ser humano: ver a Dios creando al hombre con sus propias manos e insuflando con
su aliento la mágica fuerza de la vida.
Besos y abrazos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Se tan educado en tus comentarios como quieres que lo sean contigo