Querido yayo Félix:
Continuando con esta serie de personales cartas dedicadas a hijos, nietos y
amigos varios; y que “modestamente” comencé por la primera que me remitiste; para
seguir un poco con la cronología en fechas, hoy toca la dedicada a tu nieta María justo al cumplir seis meses de edad.
Pido desde aquí a Pili
que me envíe la que escribiste a Rebeca cuando apenas era un bebe. Carta que
leí hace muchos años y con ella me robaste el corazón para siempre.
En cuanto tenga esa
carta la publicaré, y mientras llega iré buscando alguna para continuar la
serie “familiar”, aunque bien pensado, creo que te va tocando mover ficha,
porque estas cartas dedicadas a tu familia van teniendo cierto tufillo
alcanforado y ahora que les tienes a todos “al retortero”, me parece buena idea
que renueves sentimientos y escribas, aunque sólo sea una carta al día y cada
día dedicada a uno de nosotros.
Como ves,
vuelvo “modestamente” a incluirme porque
no sabes hasta que punto anima y reanima recibir una de tus cartas.
Te envío tantos besos
como cada día, hoy aderezados con nata de achuchones, miel de arrumacos, jalea
de apapachos y crema de te quiero.
Marisa Pérez muñoz
ADORADA MARÍA DEL ROCÍO
Valladolid, 5 de Mayo de l995
Adorada
María del Rocío: Hoy tocan techo tu saludable y alegre medio añito de vida y me
apresuro a escribirte para que sea mi carta la primera que recibas para ponerte
al corriente de algunas cosas admirable que quizá te interese saber, tal como
que lo tuyo para tus padres ha sido algo bastante estupendo, o mejor, estupendo
del todo, algo así como levantar los brazos, meter las manos en el cielo y
traer un angelito.
Una
angelita hermosamente morenita clara en cuya linda cara destacan un par de
ojitos de un negro aterciopelado que al reír se le ve chisporretear en el blanco
resplandeciente del fondo. Vivarachos ojos que inteligentes y curiosos de ver cosas nuevas miran y remiran
tolo lo que te rodea sin perder detalle.
María,
eres una maravillosa realidad que ha cambiado radicalmente la vida de tus padres,
quienes, salvo algún detallito, como el hecho de que a veces, les ocurre a
todos los niños, eres un poco tirana, pues en cuanto se te vacía un poco el
buche no veas las maneras tuyas de berrear inmisericordemente exigiendo con urgencia perentoria tus
sagrados alimentos, digamos que han de avenirse a vivir sujetos a tus
necesidades y caprichos, actuando con máxima celeridad. Salvo eso, que no es
mucho, son enteramente felices, y lo son
porque les sobran motivos para serlo. Está claro que la razón eres tú, criatura
de aurora boreal, fuente inagotable de emociones y de alegrías.
María, precioso
chupitel, te lo montas de miedo, sabes perfectamente como enroscarte bien
enroscadita en los corazones de toda la familia. Lo tuyo ha sido tal flechazo
que ríete tú de los peces de colores. Te cuento cuándo y porqué nos dejas a
todos fascinados: cuando sonríes
angelicalmente y esa sonrisa es transmisora del tesoro de tu alegría; cuando
tus mágicas pupilas nos miran y nos ven a todos mirándote como quien ve una
flor preciosa, y admirándote con los ojos brillantes de emoción: cuando
gorguiteas con tu voz de querubín, muy semejante al chillar feliz de las
golondrinas que juegan locas de alegría alrededor de la torre de la iglesia de
Cornón: cuando ríes en sueños y nos pones a suponer que la razón es que una
bandada de ángeles, querubines y serafines aletean en tu entorno… Por todas
estas cosas portentosas y otras muchas
más es por lo que has aterrizado directamente en el centro mismo de nuestros
corazones.
Señorita María, que tu buena estrella
sea un sol esplendoroso que ilumine el camino de tu vida, para que siempre seas
feliz, feliz, feliz.
Besos y abrazos de tu abuelo
Félix
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