VERANILLO DE SAN MARTÍN
Valladolid 11 de noviembre de 2001
Queridos hijos: Soy más
soportador del frío que del calor, pero, por supuesto, la temperatura media es
la ideal, y un día hermoso como el que ha amanecido hoy, con 22º, como si la
primavera fuera a estallar, resulta un delicioso placer pasear sintiendo el
cálido abrazo del sol que levanta el ánimo, mejora el humor, llena de energía,
no sólo física, también mental, despertando buenos sentimientos, es decir, que
se siente uno más conectado con la vida.
El sol es para nosotros nada
menos que todo, por lo que no resulta extraño que en tiempos se le venerase
como a un dios, ya que sin él no seria posible la vida en la tierra. Y ¡por
supuesto! El astro rey es la vida y la alegría de los abueletes.
En estas fechas cara al invierno
en que la falta de luminosidad se junta con el frío y los días se van acortando
poco a poco y la vida como que se apaga ligeramente, obligando al personal a
refugiarse en locales cerrados iluminados con luz artificial, el veranillo de
San Martín luciendo un sol sonriente y cálido, cuyo calorcillo se mete bajo la
piel y llega hasta los huesos es una terapia que carga las pilas vitales.
Deambular por las calles
alegres, envueltas por airecillo limpio y oxigenante, bajo un cielo de un azul
elegante, como esmaltado, no es sólo un gozo para los ojos y el corazón, es
motivo también para ver las cosas por el lado bueno y cómico para que así no
falten las risas.
Besos y abrazos
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