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PENSÉ EN TI |
Historias de toda una vida
Cartas que agrada recibir
jueves, 22 de enero de 2015
martes, 6 de enero de 2015
FELIZ 93 CUMPLEAÑOS PAPÁ
“Cornón, 6 de enero del año
1922. Filomena ha salido a llenar el cántaro de agua a la fuente del pueblo,
cuando de pronto siente que algo está
sucediendo, acaba de romper aguas, espera un bebé, su primer bebé. Está
sola, su marido aún tardará en
regresar, trabaja en el campo de sol a sol.
Agarrándose la tripa decide volver deprisa a casa, y llegando a la
cocina el parto ya es inminente, ayudada únicamente por su propio esfuerzo
y sus
manos, trae el mundo a su primogénito.”
Filomena
acababa de traer al mundo al que fue mi padre. Le llamaron Félix. Qué sorpresa
se llevó mi abuelo cuando al volver de trabajar se encontró a su mujer, tan valiente amamantando a su
hijo. El mejor regalo de Reyes para mis
abuelos.
Félix creció feliz jugando por la peña palentina, de la que
siempre hablaba muy orgulloso y a la que tantas veces nos llevó de excursión, y
permitía que se hiciese de noche para disfrutar de ese cielo, que según mi
padre, era el más bonito del universo.
Fue un chico travieso e inquieto. Buscaba vivir aventuras en un
tiempo muy difícil, en el que la guerra se hizo patente, pero su inocencia de
niño no le permitía comprender lo
peligroso que podría llegar a ser. Creció entre vacas y gallinas, hasta que un día su madre, creyente hasta la
médula, decidió ingresarlo en un seminario para que siguiese el camino que ella
no pudo seguir. No tardó Félix en
convencer a mi abuela de que esa no era su vocación y dejó sus clases de religión y la dura educación de los curas
en aquellos tiempos.
Pronto llegó la mili. Según
contaba él, no le resultó nada perjudicial, pues fue a parar a la cocina, donde llenaba bien su estómago en
épocas de hambre. Pero la mili le duró poco, pues falleció su padre,
el abuelo Víctor, cuando ya se habían trasladado a vivir a Saldaña, y
Félix tuvo que regresar para ayudar y cuidar de su madre.
En Saldaña mi padre dio sus
primeros pasos en el mundo laboral, fue maestro
en la escuela del pueblo. Aún hay
quien lo recuerda con cariño por esos pocos años a los que dedicó una vocación
frustrada. Pero no andaría por ahí su
futuro. Nadie le podría haber dicho ni él imaginado, donde encaminaría sus
pasos. Fabricaría maletas en Barcelona, trabajaría de telefonista en la centralita de un
convento madrileño y realizaría diversos trabajos por la geografía
española.
Ya había conocido a mi madre
y tras unos años de noviazgo se casaron, pero la vida en España no era fácil y
se animaron a emprender una nueva vida
en México. Años de trabajo, de
ilusiones, de traer al mundo a nada menos que 6 criaturas, a las que alimentar,
cuidar y educar.
Mi padre, siempre
imaginativo y con gran capacidad para crear, trabajó duro junto con mi madre y su hermano para emprender el negocio que les sacaría de apuros económicos, permitiendo desde
entonces tener una vida acomodada y
feliz, una de las mejores imprentas de las
tarjetas navideñas de Ferrándiz. Causaron furor en sus tiempos y durante algunas décadas, cuando aún
se felicitaba con tarjetas escritas de puño y letra.
Pero los hijos fueron
creciendo y México les asustó un poco al ver que sus hijos ya empezaban a noviar. Al no querer quedarse definitivamente
en ese país, decidieron vender el
negocio y regresar a España antes de que
alguno decidiese echar allí sus raíces.
Regresaron, y a partir de
ese momento, Félix Alonso Lobato, que no pudo
trabajar más por expreso deseo del gobierno, se dedicó en cuerpo y alma
a intentar inculcar en sus hijos el amor al estudio, al deporte y a la familia.
No fueron años fáciles.
El cambio de país, hijos adolescentes,
no tener trabajo que le ocupase parte de
su tiempo le llevó tener problemas .
Fueron para la familia años
de cierta tensión. Los hijos se casaron e iniciaron sus propias vidas.
Entonces llegaron los nietos. Y ahí se
inició de nuevo en mi padre la gran ilusión.
Mi padre se convirtió en el mejor
abuelo. Tardes de paseos, grandes meriendas, noches de insomnio inventando cómo enseñarles a sumar, a
nadar, a comer sano, tal cual lo había hecho con sus hijos. Grandes
domingos de excursiones y buenos viajes a Cornón, lugar donde como bien sabéis nació y del que siempre
estuvo tan orgulloso, a pesar de ser uno de los pueblos más pequeños de España
y menos poblados.
Algo que hasta ahora no he
comentado era su pasión por la lectura y la escritura. Décadas escribiendo,
hasta convertirse en un buen literato, y
a la vez se iba convirtiendo cada día en
mejor persona. Estudiaba psicología, metafísica,
matemáticas, literatura, informática, cocina…
Y todo lo que aprendía lo intentaba llevar a la vida , enseñándoselo a
sus hijos y nietos. Aconsejando, escuchando,
acompañando, ayudando, discutiendo…
En el año 2001, comenzó a escribir sus ya
conocidas cartas , las de su Blog "el yayo Félix, una vida apasiónate” a raíz
de la operación de una de sus hijas y de un viaje
Melilla.
Papá fue un gran padre, un gran abuelo, un maravilloso bisabuelo, un buen amigo de sus
amigos y una muy buena persona. Nos
queda su recuerdo, sus cartas, sus consejos y
su música, y montones y montones de
cuadernos que al leerlos nos permiten saber tantas historias y como fue
evolucionando como escritor y como persona
Hoy, 6 de enero del año
2015, papá cumpliría 93 años. Ojalá hubiéramos podido disfrutarle muchos más
años. Le haríamos una fiesta de esas en la que le disfrazábamos con gorros y
narices de payaso, le enrollábamos con
serpentinas y le cantábamos las mañanitas mientras soplaba las cada vez más
numerosas velas.
Papá, yayo Félix, esposo,
amigo. Te echamos de menos, mucho. Tanto que aún no llegamos a creérnoslo a
pesar de haber superado ya los dos años de tu ausencia. Pero no te preocupes, te has marchado, pero
aquí en la tierra, seguimos hablando de ti. , pensando en ti, llorándote y
sobretodo, intentando seguir los consejos que quisiste dejarnos como mejor
legado.
Mil besos y no dejes de cuidarnos desde tu estrella, esa que tantas veces
miramos juntos en las noches de verano, cuando no podíamos dormir y hablábamos
de la vida, de la muerte, de Dios y del
universo.
lunes, 5 de enero de 2015
ABRAZO DE HERMANOS
Escribo en nombre de
mis hermanas, mi hermano, mi hija, sobrinos y de mi mamá.
Kisses Rocío
Kisses Rocío
Valladolid, 31 de
Diciembre de 2014
Querida Marisa.
A veces no hay palabras
para expresar el agradecimiento. Un gracias se nos queda corto en este caso.
Esta noche las hijas de
tu padre adoptivo, es decir, el yayo Félix, hemos dormido juntas en
la que fuera su casa , frente a su foto. Lo hacemos una o dos veces al
año como lo hicimos en sus últimas noches. Porque si había algo que más
disfrutase mi padre, era ver unidas a sus hijas e hijo. Para ello
se inventaba mil excusas, hacía exquisitas meriendas, compraba vajillas
de muchas piezas y grandes cazuelas y sartenes. etc sólo con
el fin de juntarnos una simple tarde de sábado y deleitarse
con nuestras historias, riñas, partidas del continental y hasta
recitaciones de la larguísima poesía que todos nos aprendimos y que
gozaba escuchándonos a todas al unísono, incrédulo.
Bueno, pues esta noche
de pijama, reunidas, hablamos de ti, pues mi padre nos hizo hermanas adoptivas
al elegirte a ti y a tus hijas como parte de nuestra familia.
Y hablamos de ti, porque no podía faltar en nuestras conversaciones
hablar de papá y sus cartas, y de que por fin su sueño se
hizo realidad, lo hiciste realidad tú, con tu esfuerzo y tu entrega.
Papá escribía cada día por necesidad de expresarse y durante muchos
años sus cartas llenas de ilusiones, consejos, felicitaciones, opiniones,
recuerdos, sentimientos y positivismo a raudales, quedaban encerradas
entre las dos tapas de sus viejos cuadernos, con esa preciosa letra tan
esmerada. No le dimos la importancia, ni el valor que se
merecían, hasta que tú, enamorada de sus escritos, decidiste que podías
ayudarnos a que ese tesoro saliese del cajón y fuese compartido con
quien quisiera leerlo, creando el ya conocido BLOG : Las cartas del yayo Félix,
una vida apasionante.
Ya no somos 8, ni 18 los
que las leemos. A día de hoy tiene 76.206 visitantes, muchos de ellos
se han convertido en seguidores. Y te diré más, muchos de los que
yo conozco, se atreven a emocionarse con sus escritos.
Echaremos de menos ver nuevas publicaciones, como lo echamos de menos a
él, pero ahí tenemos, como nos has hecho saber, 580 cartas de muy
variados temas para quien quiera disfrutar de una buena lectura, de bonitas
cartas escritas con todo el cariño y la ilusión de un hombre de más de 80 años.
Gracias por ayudarnos a
amar las cartas de papá. Por tus inmensas horas de entrega
con entusiasmo y cariño, restándole horas a tus días, tiempo a tus
fines de semana, y momentos a tu familia.
Sabemos que lo has hecho
con el máximo cariño y solo podemos decirte , que aunque papá se haya
ido, seguimos queriendo que seas nuestra hermana , que tus hijas sean nuestras
sobrinas y tu marido nuestro cuñado, porque como diría mi padre, te
lo has ganado a pulso.
Eternamente agradecidos,
su mujer, hijos, nietos y biznieto.
31-12-2014
Hola hermanos,
sobrinos y sobrinonieto:
No sé si podré contestar a esta carta porque no me dejan las lágrimas. No
esperaba recibir a estas alturas una carta de su puño y letra y juro que he
sentido que nuestra estrella bajó para guiar la mano de quien la escribió y el
corazón de quien quiso que me enviarais un mensaje tan hermoso.
Desde que mi loquita hija Laura pidió permiso para ser nieta del Yayo
Félix, me siento parte de vosotros. Han pasado muchos años, pero leer que
vosotros también sentís lo mismo, me ha emocionado al punto que no puedo dejar
de llorar.
Confieso que muchas veces tuve miedo de que os molestaran las fotos con las
que adorné las cartas, porque son parte de vuestra vida y no quería molestaros.
Con la carta de hoy me queda muy claro que no os molestó, más bien todo lo
contrario.
Ojala pudiéramos seguir recibiendo sus cartas, para poder publicarlas. Las
que nos envía ahora son igual de hermosas, pero las cartas escritas con polvo
de estrella no se pueden publicar.
Un abrazo fuerte familia. Feliz año 2015 en el que tendremos que empezar a
acostumbrarnos a no recibir sus cartas terrenales, pero no podemos
desacostumbrarnos a continuar en contacto, recordando siempre sus anécdotas,
sus “ironías de gruñoncete”, el amor tan grande por la vida; por vivirla y
hacerla vivir. Por enseñarnos cuanto aprendió de forma que ni el mejor maestro
hubiera sabido.
Tuvo la necesidad de escribir una carta cada día porque así sus recuerdos
nunca se irían con él, y yo tuve la suerte de ser tan su hija que también a mí
me legó su mejor herencia: el amor por escribir.
Sobra deciros que a vuestra disposición están los archivos con sus
cartas tal como los recibí y tal como
han quedado. Un café, un USB y lo tendréis.
Gracias de corazón por esta carta de final de año. Me habéis hecho muy
feliz con ella.
Vuestra hermana, tía y tíabuela:
Marisa
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