TUS CARTAS LLEGARON A SU FIN
Valladolid 31 Diciembre
de 2014
Querido
yayo Félix: Se acabó, muy al pesar de todos nosotros hasta aquí llegaron tus
cartas.
En
2010 pusiste en mis manos un tesoro y espero habértelo cuidado tal como era tu
deseo. Saber que mi trabajo mereció tu aprobación, me animó a continuar y a
sentirme muy satisfecha de él.
El
Blog que en tu nombre cree, vio la luz el 21 de Noviembre de ese año y hasta la
misma Nochevieja fueron 28 las nuevas cartas que recibí y publiqué; casi una
por día.
En
2011 publiqué 108, y en 2012 fueron 76, en ambos casos intercalando nuevo
material con las antiguas cartas que desde 2001 algunos tuvimos la fortuna de
recibir; la última escrita el 28 de septiembre de 2012 cuando apenas tenías
fuerzas para sujetar el bolígrafo entre tus dedos.
Durante
el año 2013 tan sólo publiqué 24 de tus antiguas cartas. Tu partida hizo que mi
ánimo decayera, hasta que decidí que el proyecto no podía quedar inacabado. Ni
tú ni yo merecíamos que tanto trabajo finalmente quedara sin publicar. Ese no
era tu deseo… ni el mío, por eso me puse manos a la obra y ahora sí, con la
satisfacción del trabajo terminado, puedo decirte que con las últimas 343
publicadas en 2014 -casi una por jornada- tus cartas están todas visibles para
que el mundo pueda leerlas cada vez que
quiera.
Durante
estos cinco años –y sobretodo en este último-, muy ilusionada me he dejado
robar incontables horas (fines de semana y vacaciones en Alaejos incluidos), embutida por propia voluntad entre
los más 580 archivos de tus cartas; -cada una más apasionante que la anterior-.
Intenté salvar la distancia que hay entre 2001 y 2014 para que vieran la luz en
fecha día y mes, lo más correlativo y coincidente posible para tener la ilusión
de recibir una carta cada día hasta llegar
a las 343 publicadas este presente año.
Era
mucho material descabalado con fechas duplicadas y diferentes títulos para una
misma carta; archivarlo no fue tarea fácil, aunque poco a poco los archivos
fueron tomando forma, gracias también a quienes me dieron buena parte del
papel, transcrito y guardado en el
ordenador.
Una
vez reunidas, rebusqué en todas y cada una de tus cartas, primero para archivar
por fecha correctamente y corregir levemente los pequeñísimos despistes de
ortografía. También justifiqué márgenes, cambiando en algunos casos el tipo de
letra… Después, para publicarlas tuve que buscar, encontrar y editar fotos relativas
al tema del que trataran. Fue un trabajo entretenido y laborioso, a la par que
gratificante porque lo hice a sabiendas que esto te mantendrá eternamente con
vida, porque cada vez que alguien caiga en este Blog y te lea, será otra vez
hacerte vivir en las cartas que con tanto amor escribiste.
Afortunadamente
siempre tuviste muy buena caligrafía y ortografía, además, al ir escribiendo en la gran mayoría de ellas
ponías fecha y título, lo que hizo posible respetar al máximo tu propia
intención. No quise corregir el texto original, salvo ligeras
rectificaciones (omitiendo algún nombre que ¡ya pa qué!) O no publicando alguna
carta demasiado personal y añeja en fecha. Para que todo el material fuera
enteramente tuyo, quedé intactas tus opiniones a veces extremistas. Respeté
siempre, otras con las que quizás no estuve de acuerdo pero que con idéntico
cariño recogí, leí y publiqué como si tú
mismo lo hicieras y yo feliz siendo una
simple “secretaria honorífica”, porque no te quepa duda, que para mí ha sido un
gran honor conocerte tan a fondo a través de tu puño y letra.
Expliqué
algunas de tus “ironías de gruñoncete” porque al ser expuestas al mundo, podrá
leerlas mucha gente que no te conoce personalmente y no entenderían esa forma
tuya de hablar y escribir con el humor irónico y “chinchón” que te caracteriza,
y que pudiera hacerte parecer un vejete malhumorado, cuando era simple “chispa
cornita”.
Estoy
segura que continúas empleando esa acidez ahora que escribes con pluma de
ángel, tinta de lluvia y papel de nube, sentado en tu silla favorita rodeado de
cartas sobre tu escritorio celeste, acompañado de espíritus maravillosos y
merecedores de estar junto a ti por siempre jamás amén.
Me
hubiera gustado suavizar comentarios demasiado incisivos, que los tenías por
escribir “en caliente” tras discusión o enfurruñe lo que sentías; por coger
lápiz y papel justo en el acaloramiento de sentimientos fuertes, que luego con
la cabeza fría, seguro que tú mismo hubieras rectificado a los pocos minutos,
pero tú como yo, lo escrito queda perenne tanto como queda lo dicho, sea para
bien o para mal, porque esa forma
impetuosa de escribir cuando los sentimientos son tan fuertes y hermosos como
los que has dejado, ya sean tironcitos de oreja o abrazos, sin duda intactos guardan toda su esencia…
toda tu esencia.
Me
autorizaste a editar tus cartas con todas las consecuencias, por eso he puesto
especial empeño en no mutilar, si no suavizar –como digo- frases y omitir
nombres, pero sin que la carta perdiera ni una sola fibra de tu alma. Espero no
haber cometido olvidos que hayan molestado sobre todo a tus hijos y nietos, por
ser ellos los principales destinatarios de tus cartas.
Sé
que hasta tu último aliento estuviste pendiente del Blog, entrando a mirar si
había alguna nueva publicación, y que el día que dejaste de hacerlo, fue únicamente
porque también dejaste de respirar. Este es mi pago, mi premio por tantas horas
consentidamente robadas a mis otros quehaceres. Este y haber podido leerte para
conocerte mejor y sentir que eres el escritor más maravilloso del mundo y que
me querías casi casi como a una más de tus hijos.
No
sabes cuánto me enorgullece saber que gracias a este empeño, fuiste un poquito
más feliz en tus últimos momentos.
Tanto
tiempo desempolvando tus escritos, he conocido tus sueños e ilusiones cumplidas
o no con el paso de los años.
Han
sido tantos y tan variados los temas que ocuparon tu tiempo, que hacer resumen
de sentimientos al leerte sería poco menos que imposible. No podría elegir sólo
una como ejemplo o resumen, porque han sido demasiadas sensaciones buenas y
bonitas. Recuerdo que hablabas tanto y con tanto entusiasmo del inigualable cielo
estrellado de Cornón, que para que tus sueños fueran placenteros, tus hijos
llenaros el techo de tu habitación de fulgurantes estrellas que brillaban en la
oscuridad, para que al acostarte vieras esas estrellas tan mágicas como las de
tu adorado terruño.
No
pediré perdón por los múltiples flecos que como “fallo” hayan quedado. Entre
tanto trabajo: “Al mejor secretario le sale un borrón”, y si hubo algún acento
o cualquier falta de ortografía que se me escapó, espero no haya sido muy
grave, y si lo fue, haya quedado redimido por lo que de bueno pude hacer.
Espero
que tus pasos recorran esos caminos celestes, tan feliz como aquí los
recorrías. Que tus dudas sobre las divinidades y cosas de “después”, se hayan
aclarado satisfactoriamente al pasar a formar parte de “el otro lado”. Ahora
que ya sabes lo que hay después, y estás con quien esperabas, sabrás también lo
muy querido y añorado que fuiste, eres y serás por quienes tuvimos la suerte de
conocerte.
Por
mi parte doy por finalizado este trabajo que me ha resultado tan laborioso como
placentero. Leer y releer tus cartas me ha enseñado mucho de cómo afrontar la
vida y el paso del tiempo.
Como
una esponja absorbí los mensajes que pretendiste dejar. Agradezco tu confianza
en que sería capaz y digna de llevarlo a cabo. Espero haber estado a la altura
de lo que esperabas.
A
tus hijos les doy las gracias por haberme permitido continuar publicando tus
cartas tal como fue en vida tu deseo.
Ojala
pudiéramos seguir recibiendo tus sabios consejos.
Te
mando el más fuerte abrazo y el más cálido beso para que idéntico se los des a
mi padre que tan feliz comparte ahora sus mejores momentos contigo.
Dulces
sueños a mis dos adorables viejitos.